Las imperfecciones son perfectas
causalidades,
El reloj de arena no tiene retroceso
y la vida pasa en granos.
De repente el sueño se disipa con un
abrir de ojos,
En instantes un pestañar puede
cambiar la óptica.
También creí en el amor que todo lo cura
Que todo lo comprende
Que todo lo soporta y acompaña.
Creí en los minutos inmortalizados
Del cuerpo y el espíritu.
Creí que el madero de cruz
Era de tiempos primitivos,
Que las espinas solo cubrían rosas,
Que la sal, era para agua de mar.
Entendía que llorar en el rincón
Era cosas de niños,
Como descansar en el regazo progenitor.
Soñaba que el amor
Revocaba vacíos,
Abastecía espíritus…
…y me voy tan pobre…